Cablendario | 26 de junio del 2011
Belgrano, sin vendas en el Monumental
26/06/2016
Cuando el colectivo del plantel salió hacia la cancha de River, se olvidaron en el hotel al Dr. Luna. ¨Pepe¨ tuvo que emprender una difícil aventura para llegar al vestuario.
La gran épica que rodea aquel ascenso del 2011 en el Monumental, se nutre de pequeñas épicas particulares. Jugadores, dirigentes, miembros del cuerpo técnico, hinchas, cada quien guarda su vivencia personal.  A cinco años, en este 26 de junio, compartimos la historia del doctor del plantel profesional de Belgrano, José “Pepe” Luna.

Se sabe, no fue una noche fácil la previa al partido en River. En el hotel  NH de Capital Federal, donde se hospedaron, los nuestros apenas pudieron descansar tras el asedio permanente de bombas de estruendo y proyectiles arrojados. Contexto que generó un mega operativo policial como custodia, para la posterior salida hacia el estadio.

La hora fijada para partir era a las 13:00. Luna asegura haber bajado a las 12:55, pero al llegar al lobby se encontró solo: el resto de la delegación se habían ido sin él, lo dejaron.  Salió corriendo al instante con sus bolsos, mientras veía como el colectivo se le iba  a unas cuadras, escoltado por motos y patrulleros.

Desesperado, el médico salió corriendo con los bolsos a cuestas, vio un taxi libre y lo paró: “Seguí al colectivo”. Entonces llamó a Diego Bustos para que no lo dejen, pero el jefe de seguridad sentenció “Imposible. El colectivo, por razones de seguridad, no para hasta River”.

¿Qué hiciste después de eso?
Lo llamo a Franceschi, le digo que necesito llegar, que tengo los bolsos con todos los elementos. Tenía cintas, vendas, sin eso los jugadores no se podían vendar.  Entonces él, con su habitual espontaneidad me pregunta “¿Dónde estás?” Estoy a doscientos metros, a la altura de Retiro.  “Bueno, dejá los bolsos con el taxi para que los traiga. Vos bajate y volvete a Córdoba: estás despedido”. ¡Ahora me río, pero imagínate la tensión  en ese momento!

Igual no te bajaste del taxi, seguiste adelante…
Claro, le dije al taxista: “Voy a la cancha de River, aunque no creas soy el médico de Belgrano”. Nos pasábamos los semáforos en rojo para llegar. El tipo me dejó a seis cuadras de la cancha. Ahí empecé a caminar con los tres bolsos y la computadora. El problema era que estaba vestido de Belgrano…

¿Tuviste que cruzar entre la gente de River?
Sí, fue cuando le pregunto a una pareja  cómo llegar. Y en un momento se me acerca un tipo, que para mí fue un “ángel guardián”, y me dice “maestro, todo bien, pero a 150 metros  está la calle donde bajan Los Borrachos del Tablón; si te ven vestido así te van a matar”. Ahí me percaté y empecé a correr sin parar, como loco, y me empezaron a tirar con todo los hinchas de River…


¿Y cómo zafaste?
Me acerqué a un grupo de policías y les dije que era el médico de Belgrano, que me rescataran. Obviamente no me creían. Llamé por radio al encargado de seguridad del Club, que se encargó de confirmarles que ese imbécil que estaba con ellos era efectivamente el médico de Belgrano…

¿Y te escoltaron hasta el estadio?
Sí, encima tuvieron que mover el enrejado, para que pudiera salir por otro lado. Fue un quilombo. El  de seguridad nuestra les decía a los policías que necesitaban los bolsos como sea, que conmigo hicieran lo que quisieran (risas). Tuvieron que hacer toda una movida para llegar. Cuando llegué al vestuario todos se me cagaban de risa, yo la pasé bien y mal a la vez ese día. Mi situación con el taxista, con la familia, fue una anécdota más para sumar a ese momento histórico…

Por suerte las vendas llegaron a tiempo. Los jugadores hicieron un enorme partido en ese marco imponente. Belgrano volvió al lugar donde merece estar: la Primera División. Y el Dr. Luna no fue despedido, sigue en el Club cumpliendo con gran profesionalismo su trabajo.
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