Si reparar alguna dependencia de una vivienda genera toda una movida familiar, imaginar una remodelación o ampliación de esa casa por parte de sus propietarios se supone mucho más complejo. Ahora bien, imaginemos lo que presupone plantear la misma obra en un estadio de fútbol. Máxime aun, si ese edificio que guarda tantos recuerdos, tantas anécdotas, tanto sentimiento como el Gigante de Alberdi "Julio Cesar Villagra" , hoy  pequeño para albergar una masa societaria que hace ya dos años calendario viene desbordándolo en cantidad. 22 mil, 25 mil o 33 mil socios, no hay manera que puedan ingresar en un estadio cuyo aforo es de 20.500 lugares. 

Y más complicado aun resulta cuando hay cantidad de opiniones sobre qué hacer, y los encargados de llevar adelante esa remodelación no son sus propietarios, sino los administradores de ocasión (Comisión Directiva) por mandato de los verdaderos dueños (socios). 

Y realizar una obra de la envergadura de la que estamos hablando, para llevar el aforo del estadio a una capacidad del 50% superior, debe entenderse que no es algo sencillo ni fácil desde ningún punto de vista. Esto no es soplar y hacer botellas; no es pedir y tener.

Igual, todas estas dificultades no nos han detenido ni demorado en nuestro sueño grande, en nuestra ilusión innegociable de trabajar por su concreción.

Así es que, desde el mes de marzo del corriente año, venimos trabajando prolija y ordenadamente en pos de ello.

Los que verdaderamente están interesados, al igual que nosotros, en poder cumplir este sueño, deben saber que en aquel tiempo se lanzó una convocatoria abierta para recibir proyectos. Se presentaron cuatro ideas de socios arquitectos que de inmediato se pusieron a trabajar desinteresadamente con el estudio AFT Arquitectos, elegido por la Comisión Directiva. 

Desde ese momento, a mediados de abril hasta el presente, se realizaron los estudios de factibilidad real, se analizaron pro y contras, y se fueron creando ideas superadoras con esa sinergia, pensando siempre en un estadio integral, que sea de suma utilidad al Club más allá del escenario futbolístico por naturaleza. Es decir, que bajo las tribunas se puedan aprovechar los espacios para las distintas aéreas que conforman al Club Atlético Belgrano de hoy. Una administración, un Centro de Socios, una Biblioteca, una cancha cerrada para Voleibol y Basquetbol, una Escuela de Ajedrez, una Sala de Reuniones de uso múltiple, nuevos vestuarios, un Centro educativo y cultural, un Bar/Cantina, un Museo y archivo histórico, etc., etc.

Se fue más allá de la inmediatez de una tribuna con la sola finalidad de ampliar la capacidad. Refuncionalizar el mítico estadio construido en 7 (siete) etapas desde su inauguración hasta el presente. Esa es la idea. Y significa una obra grandiosa que no se puede resolver en una reunión solamente de buenas voluntades.

Porque además la premisa es esa, trabajar sobre lo concreto y real, y de ninguna manera hipotecar el futuro de un club que hoy se da el lujo de crecer y soñar con más crecimiento, cuando hace poco más de 13 años caía en una dolorosa quiebra por malas administraciones, malos manejos, por irresponsabilidades producto de gestiones incapaces o malintencionadas.

El informe presentado por el estudio de arquitectura en la última reunión de CD, nos habla de que desde este momento hasta fin de año se desarrollará un anteproyecto detallado de la opción que el club considere más conveniente.

Deberemos evaluar y debatir sobre la conveniencia de cuál de las opciones y, fundamentalmente, trabajar sobre el financiamiento de la obra, una vez que tengamos el costo estimado de la misma. De conseguir los fondos la secuencia podría ser:

Aunque parezcan plazos demasiado largos, así se trabaja con seriedad.

Por supuesto que queremos jugar en Alberdi. No desconocemos que es nuestra casa, que nuestro lugar en el mundo es ése. Sólo pedimos a nuestra gente que entienda de lo que estamos hablando. De una obra necesaria, histórica y millonaria. Y que más allá de ser la prudencia, la cautela, la sensatez una premisa de la gestión Pérez, es una obligación moral de cada uno de los miembros de esta Comisión Directiva, de no endeudar al club.