INSTITUCIONAL
Se distinguirá al Dr. Jorge de la Rúa
05/12/2014
En la previa al partido frente a Independiente, se hará una distinción quien fuera presidente de Belgrano en 1974. La Comisión Directiva considera importante reconocer en vida a quienes han dejado su huella en diversas épocas del Club.
El próximo sábado, en la previa al partido frente a Independiente, se hará una distinción al Dr. Jorge de la Rúa, quien fuera presidente de Belgrano en 1974. Este reconocido abogado y docente universitario es socio del Club desde comienzos de la década del ’50, siendo el asociado número 1002 de la institución. Sus máximos ídolos piratas son el “Cuchi” Cos y la “Milonga” Heredia, y tuvo el gusto de ver en cancha al “quinteto de oro”: Carrizo, Lucero, García, Peralta y Coria,  famosa delantera que brillara entre los años ‘40 y ‘50.

En este proceso de revalorización de la historia pirata, que se sustenta en la construcción de un archivo y un proyecto de museo, la Comisión Directiva considera importante reconocer en vida a quienes han dejado su huella en diversas épocas, brindando aportes en la construcción de ese gran relato que nos une desde 1905.

Antes de realizar ese sencillo homenaje, desde el sitio oficial se entrevistó a Jorge, con el objeto de darlo a conocer a la comunidad celeste:

 

¿Cómo se inició en la vida política al club?
-Yo era un socio como todos, y con otros amigos como López Villagra o Carlos Moreno siempre estábamos preocupados por el Club. En el año ’73, Belgrano estaba inmerso en una profunda crisis económica, como habitualmente lo estaba; una crisis que se arrastraba a pesar de la gran campaña deportiva que vivíamos.  

¿Y cuáles eran esos problemas económicos?
-El mayor problema en ese entonces, es que no se pudo pagar la tribuna preferencial en tiempo y forma, hecha bajo la presidencia de Escutti. Él tenía pensado financiarla mediante rifas, premiando con autos marca Torino en la televisión, pero el gobierno no lo autorizó y eso complicó las finanzas. Se le debía mucha plata a la empresa de Roggio, que fue la constructora. Llegamos a tener prácticamente una orden de remate.

-¿Qué recuerda de su  etapa como presidente en 1974?
Armamos una lista donde también estaba Don José Posadas, y ganamos las elecciones con 1000 votos, contra 800 del otro grupo. Llegamos a contar con 8000 socios, una cifra grandísima para la época. La principal cuestión era negociar con Roggio y reducir la deuda. Formamos una comisión para reunir los fondos y la pagamos en un año. Pusimos al día los aportes sindicales que no existían, los sueldos, ordenamos los contratos. La auditoría contable reflejaba un desorden generalizado en el Club.

-¿Y en lo deportivo?
Cuidar el plantel, porque en esa época Belgrano era estrella, ganaba todos los campeonatos. No vendimos ningún jugador, excepto al final del mandato a Reinaldi. Era la oferta más alta del fútbol argentino y la “Pepona” nos había dado mucho.  Otro logro fue llevar a Belgrano al interior, generando filiales. En cada presentación, llevábamos el plantel y generábamos socios.

-¿Qué proyecto le quedó pendiente?
Cuando estás en Belgrano, el solo hecho de salir a la calle te hace sentir Alberdi. Yo tenía como proyecto hacer un “Gran Belgrano”, generando fusión con los dos o tres pequeños clubes que hay alrededor, y allí sumar deportes para la gente. El barrio tiene un fervor único que hay que aprovechar, para hacer un trabajo social. Ojalá algún día podamos contar con un polideportivo en el barrio.

-Para remodelar el Gigante, ¿sería imprescindible el aporte de los socios?
Se puede hacer, pero habrá que ver el modo. Pensemos también que Belgrano no tiene muchos hinchas con plata grande para poner. Es de Alberdi, sociológicamente se forjó en una zona popular, mientras que Talleres nació desde los gringos inmigrantes que tuvieron y tienen mayor poder. Pero Talleres hay algo que no tendrá nunca y es esencia de “barrio”.  ¿Qué tiene Córdoba que no tenga que ver con Alberdi? Hay una red increíble, hasta los pueblos originarios son de ahí; yo conocí al último curaca a través del Club.  Belgrano es un diamante bruto, porque es mucho más que un equipo de fútbol. Por eso es de gran valor el hecho estar ahí, de respirar eso.

-¿Cómo evalúa la gestión actual?
Belgrano ha tenido buena suerte con Pérez, suerte que merecía. Manejar un club así no puede funcionar honorariamente, y él cuenta con expertos que cobran sueldos por cumplir bien sus funciones. Lo que más me gusta de él es que está imponiendo una cultura. No es simplemente meter la mano en el bolsillo y pagar: si hay que reforzar, primero hay que vender. La economía es clave. Hubo un momento en la época de Ledesma, donde nadie sabía a quién pertenecía cada jugador. ¿Cómo vas a comparar eso con la administración seria actual?

-¿Cómo piensa que asume el hincha esta política institucional?
Creo que los hinchas se sienten orgullosos. Hay una comprensión además, Zielinski no ha sido insultado nunca en la cancha. Hay un clima completamente distinto. Seguramente se puede dar más, pero se ha crecido mucho. Y si sanean la AFA, donde han robado mucho, Belgrano va a ser muy beneficiado. Debemos “cero peso”, y el domingo jugamos con un club que debe 400 millones y que te quiere comprar tus jugadores; eso es insólito. Yo tengo un optimismo excepcional, este es otro Belgrano y se siente.

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