CABlendario | 30 de junio 2005
El hombre que cambió el rumbo
29/06/2015
Un día como hoy, hace diez años, se producía el arribo de Armando Pérez. Tras una década de gestión, seriedad y honestidad, convirtió a un Club quebrado en un orgullo para el Pueblo Celeste. Simplemente gracias.
Armando Pérez, el artífice de la transformación que merecía Belgrano.
En la vida de los pueblos, de las comunidades, de las instituciones, hay fechas que son por demás significativas. En nuestro Club Atlético Belgrano, hoy estamos en presencia de una fecha que necesariamente forma parte del índice de hechos trascendentales de nuestra vida.

Un día como hoy, 30 de junio, pero de hace diez años, se producía el arribo a Alberdi de un empresario que venía a comprar las acciones de la gerenciadora que administraba por entonces a la Institución. Y, casi sin proponérselo, Armando Valentín Pérez comenzaba a transformarla y a convertirse en una figura significativa que quedará en las páginas ilustres de la historia grande de Belgrano. 

Eran los tiempos de la dolorosa quiebra, de la aparición casi sobre la hora de un grupo empresario que salvaba al Club de la liquidación judicial, y que tras un año de gestión daban el paso al costado, vendiendo a Pérez las acciones de Córdoba Celeste S.A. 
Era difícil allí entender esta arriesgada acción de un prestigioso empresario, que decidía meterse en el mundo del fútbol, eligiendo el camino más difícil y costoso, no solamente desde lo económico. Digamos que, tal como estaba planteada la situación, Pérez tenía mucho más para perder que para ganar. Sin embargo, el hombre afrontó el desafío.
Imaginar que una sociedad civil quebró, significa entender que las cosas se hicieron mal, muy mal, demasiado mal. Entre incapacidad y malas intenciones de quienes dirigieron en su momento, los errores se fueron acumulando hasta asfixiar la vida de una institución demasiado popular, al punto de hacerla zozobrar.

Había mucho por hacer, demasiado diríamos: pagar una monstruosa deuda, revertir el funcionamiento y lavar la imagen de un Club maltratado. Pérez, rodeado por un pequeño y compacto grupo de colaboradores, explicó su ideal y una línea de trabajo, y se puso el mameluco para empezar la reconstrucción de tanto daño.
No fue fácil. Nada es fácil en Belgrano. Tuvo suerte, pero la asentó en sus convicciones y en su generosa acción. Y allá fue. Sin pausa, con la urgencia de los tiempos, con talento. Tanto que en su primer año de gestión metió el primer ascenso, en el 2006. Después vino el tropiezo del descenso (quizás el Club no estaba preparado como tal para llegar a Primera, mas allá de que el equipo lo logró) para recobrar fuerzas y cimentar el segundo ascenso de 2011, nada menos que ante River Plate en el Monumental.


Pero en medio de esos logros, hubo toda una gestión que es lo que sensatamente se debe analizar y seguramente valorar. Se puede ganar o perder, pero se debe entender el tránsito en el tiempo de una acción dirigencial, que le permite hoy a Belgrano ser considerado por el mundo futbolero como ejemplo a imitar.

Levantar una quiebra vergonzante, pagando absolutamente todas sus deudas; mantener al Club sin obligaciones incumplidas en los últimos 10 años; conseguir una media de 25 mil socios en los últimos 5 años, con un pico de 33 mil; comprar un predio, ampliarlo y dotarlo de la mejor infraestructura para la práctica de más de 500 futbolistas, que han posicionado a nuestras juveniles entre las mejores de Argentina, y que muchos clubes de todo el país y hasta seleccionados nacionales nos solicitan utilizarlo. 

Reinsertar a la Institución en la comunidad a la que pertenece, desarrollando decenas y decenas de acciones sociales y solidarias de real valor; refundar la biblioteca como polo de "educación popular", adosándole el dictado de talleres culturales y la realización de talleres de oficios, y la proyección de películas, presentación de obras teatrales, etc., etc. La labor puesta en la remodelación de nuestro Gigante de Alberdi, nuestra casa, proyecto recientemente aprobado en Asamblea y pronto a iniciar su campaña de financiamiento colectivo.  

Todo eso, que a veces no se ve, forma parte de la gestión que se viene desarrollando y que se traduce en un crecimiento extraordinario de Belgrano como Club, más allá de lo que se ve a diario, que son los resultados del equipo en Primera División. 

Hoy, sentados en la tranquilidad de un club ordenado; consolidado en Primera División, con un futuro enorme, con muchos más motivos de orgullo que de preocupación, tenemos la obligación de reflexionar sobre la importancia del 30 de junio de 2005, lejano ya en el tiempo, cuando por Arturo Orgaz al 500 pisó por primera vez nuestra casa un tal Armando Pérez.
Gracias por venir Presidente. Belgrano, su historia, su pueblo, su presente y su futuro, te lo agradecemos. 
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