MAXIMILIANO LUJÁN
¨Belgrano me cambió la vida¨
31/01/2016
El flamante entrenador de la Novena División de AFA, llegó al Club en el 2013 y desde entonces no paró de conseguir logros. Fue campeón con todos los equipos de los que formó parte en Belgrano.
Maximiliano Luján fue designado como director técnico de la
Novena División de AFA de Belgrano. El joven entrenador, de 28 años, tiene en
su haber un dato muy destacado: Llegó a Belgrano en el 2013 y ese año fue doblemente campeón: como jugador de la
Primera Local y como DT del Fútbol Femenino. Al año siguiente ganó el Apertura y Clausura como DT de la Séptima de LCF, y repitió campeonato en el 2015 siendo técnico de la Octava de LCF . Ahora apunta al desafío de dirigir una categoría que
competirá en la Asociación del Fútbol Argentino.
Tras una dilatada carrera como jugador de Las Palmas (Club en el que ganó ocho campeonatos), y tras haber incursionado en la carrera de Comunicación Social
y Personal Trainer, encontró su vocación como director técnico de fútbol. Dado
su carácter de múltiple campeón, decidimos entrevistar a Luján y darlo a
conocer a la comunidad celeste.
¿Qué podés decirnos del campeonato conseguido como
futbolista, en Liga Cordobesa?
- En este entonces Belgrano buscaba reforzar el equipo, porque
había tenido problemas con el promedio del descenso. Entonces llegamos
jugadores de varios clubes. Armamos un lindo grupo y tuvimos la suerte de salir
campeones. A pesar de que apareció una regla nueva en la Liga, que ponía límite
a la edad y no podíamos estar todos, no se quiso ir ninguno y rotábamos.
Por un lado, para cumplir el sueño de jugar en Belgrano y por otro para salir
campeón. La unión del grupo fue la clave para ganar el torneo.
¿Qué sintieron ese grupo de jugadores que llegaron, al ser
parte del Club?
- Cuando llegamos y nos decían que había chicos que
miraban con malos ojos jugar en la Local, nosotros intentamos hacerle ver la
realidad de la Liga Cordobesa. Lo que es trabajar y estudiar al mismo tiempo, la
falta de elementos, pagar cuotas, tener un profe para 60 chicos. Cuando vos lo
viviste desde el otro lado, tratás de inculcarle al jugador de Belgrano que lo
valore. Porque cuando te vas del Club y no tenés esas comodidades, las valorás.
Y ese cambio se logró; después muchos chicos pedían sumarse a ese equipo, caso
Zárate, Rivadero, Álvarez Suárez.
Venías también de dirigir el Femenino de Atalaya, y de golpe
te pusieron como DT del Femenino de Belgrano.
- Sí, en ese momento el técnico se fue, y entonces
Primo me ofreció el cargo. Arranqué de un día para otro, y al sábado siguiente
ya estaba dirigiendo. Dirigir a las chicas de Belgrano era lo máximo en el Fútbol Femenino. En ese torneo sufrimos la primera derrota de la historia, 2 a
1 ante Universitario. Pero tuvimos revancha, y alcanzamos el campeonato tras
ganarle la final a Medea.
¿Cómo fue empezar a dirigir a mujeres?
- Una gran experiencia. Aprendí desde cómo tratarlas, qué
palabras usar. Porque si la heriste a la mujer, sonaste… La mujer entiende los conceptos con mayor
facilidad que el varón. En general sucede que es menos constante, y por ahí le cuesta más la
concentración, respecto al hombre. A pesar de la supremacía, en Belgrano la
exigencia era doble, porque teníamos que perfeccionar el juego, para que no se
achique la distancia futbolística con los otros equipos.
Luego pasaste a dirigir a los varones, donde todavía no
tenías experiencia.
- Sí, pero siempre estuve mirando, preguntándole a los profes,
viendo vídeos. En Belgrano hay excelentes técnicos y un material humano
increíble. Con cero experiencia que tenía en jóvenes siempre me dieron una
mano. Me apoyé mucho en Darío Cavallo, que fue mi técnico en Las Palmas y tiene
una capacidad impresionante, en el “Beto” Fernández, en Cristian Solazo. En
Belgrano tenía a quién consultar ante dudas, es una gran ventaja.
¿Tenés que seguir una línea de juego?
- No, sólo la línea de cuatro en defensa y el arquero. En Liga,
un enganche aunque está en extinción, te marca diferencia. Podés regular, hacer
cambios en los últimos 20 minutos y te imponés al rival. Distinto fue lo que
vivimos en Pre- AFA, donde los partidos son muy parejos. En AFA si no estás
intenso todo el partido, lo perdés. Nosotros arrancamos perdiendo por goleada con Rafaela Y Newell’s. Y a partir de
allí trabajamos duro, y corregimos eso, y empezamos a ganar.
¿Qué requisitos son indispensables para jugar en tu equipo?
- En Belgrano la actitud no se negocia, yo no me voy a enojar
si se equivoca el jugador, si erra un gol o un pase. La intensidad y la
agresividad no son negociables, hay que entregar el 100%. A las chicas siempre
les dije lo mismo; la mejor forma de respetar al rival es darlo todo. A mí me
marcó un partido con Instituto en que sentí que los jugadores subestimaron el partido y por eso perdimos; hablé con ellos y les hice ver que eso no puede
suceder, podés ganar o perder, pero nunca subestimar.
¿Cómo es entrenar a adolescentes?
- Es una categoría complicada en el sentido de que hay buenos
jugadores, pero muy desconcentrados, con altibajos. Lo que yo aprendí es que el
grado de maduración a esa edad no es igual para todos. Hay chicos que captan el
mensaje rápido, hay otros a los que les cuesta más. A esta edad tienen
virtudes, que después se van equiparando con los años. Por eso con eso no
alcanza, siempre hay que mejorar, incorporar nuevas cosas.
¿Y con los padres?
- El mensaje que le dan los padres a los hijos influye mucho,
y cuando no es el adecuado se convierte en algo negativo. Nos ha pasado con
casos donde el jugador se permite cero margen de error. Entonces tenés que
hablarlo, decirles que el error es parte del juego, convivimos con eso. De hecho considero que los buenos jugadores son los que tienen la capacidad de recuperarse rápidamente del error. Me
encantaría que el padre en vez de preguntarle al hijo el viernes si está citado
o no, le pregunte cómo la pasó, si se divirtió, qué aprendió de nuevo. Y que el
hecho de jugar no sea una cosa de vida o muerte. A mí me gusta pedirle las
libretas, ver cómo van en el colegio. Y hay una relación entre los que están
bien en el colegio y los que tienen mejor conducta y entienden más rápido los
conceptos.
¿Cómo recibiste la noticia de que vas a dirigir Novena de
AFA?
- Para mí es un desafío hermoso. Me sorprendió cuando me lo
anunciaron y no tuve más que palabras de agradecimiento. Es una responsabilidad
muy grande, porque su muy joven para dirigir una categoría de AFA. Como
positivo los conozco a los chicos, ya que voy a dirigir al mismo equipo que tuve el año pasado en Liga y que ahora pasa a AFA. Tengo con un vínculo con ellos y eso hace
que ganemos un año de trabajo.
Se nota que estás muy motivado con lo que hacés.
- Belgrano me cambió la vida, porque yo estaría deambulando
con entrenamientos personalizados, o jugando en el interior o trabajando en el
Registro Civil, donde trabajaba. Acá encontré mi lugar en el mundo, y soy feliz
de ir todos los días al Predio. Siento que está es mi vocación. Soy un
apasionado de esto y sé que todo lo que me sucede es por sacrificio y trabajo,
me parece que no existe otra forma. Y el desafío de un técnico es convencerlo
también al jugador, de que es la manera, entregándose a lo que uno ama hacer.
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