El Club Atlético Belgrano hace oficial el nombre de “Presidente Salvador Martínez” para el nuevo Multiespacio Polideportivo ubicado en el sector Hualfin del Estadio Julio César Villagra.

Esta tarde, como parte de las actividades para celebrar el 117° aniversario del CAB, se llevó adelante un acto junto al presidente Luis Fabián Artime miembros de Comisión Directiva y del área Cultura, deportistas del Polideportivo y familiares de quien fuera el fundador del Gigante de Alberdi.

Sobre la figura Salvador Martínez

Muchas veces hemos escuchado hablar de él como símbolo y arquetipo de un gran dirigente. Su nombre, como pocos, está ligado intrínsecamente al Club Atlético Belgrano pero quizás la magnitud de su obra no sea tan reconocida. Este es un pequeño recorrido por la trayectoria del presidente más trascendente que tuvo Belgrano en 117 años de historia.

Salvador hace su ingreso al Club en 1914; en una entrevista de muchos años después contaba: "No fui socio fundador, pero el Alberdi de mi residencia de aquellos años, destacaba la presencia de una institución que pronto se adentraría en mi espíritu para entregarle el entusiasmo y la capacidad de mis mejores años". 

Comenzó su recorrido como dirigente siendo Secretario del Club en 1915; desde 1918 a 1936 fue Presidente con una breve interrupción en 1921, reemplazado por Juan Buguñá. En ese período fue el responsable de adquirir los terrenos para la construcción del campo de juego y luego dotarlo de tribunas; así recuerda esos momentos: "1920 fue decisivo para la trayectoria de Belgrano. Se obtuvo personería jurídica, y se adquirió el solar deportivo dónde nueve años después y con el aliciente de Emilo F. Olmos, en esa época intendente, se construyó lo básico del estadio". 

Así, en 1929, el estadio de Belgrano se convirtió en el primero con gradas de cemento en la provincia y el segundo del interior del país.

Su segunda etapa en la presidencia se dio de 1940 a 1945; fue durante esa gestión cuando se habilitó la iluminación artificial. En ocasión de la inauguración de las tribunas tuvo lugar un discurso que define su espíritu. 

"Estas construcciones no son simplemente para ornato, ni para solaz de los que concurran, sino que en ellas debe educarse músculo, cerebro y corazón, para así llenar la triple función deportiva, social y cultural". Visionario y emprendedor, su horizonte iba más allá del fútbol. 

Participaba en el aspecto deportivo; conocía de fútbol y se asesoraba con jugadores y ex- jugadores del Club. Para él, los equipos se armaban a partir del centroforward (9 de área). De su mano, Belgrano no sólo consiguió triunfos deportivos, sino que se hizo fuerte institucionalmente. Además, fue el precursor de actividades como el básquet femenino y fomentó el vínculo con otras entidades, no sólo deportivas.

Salvador Martínez durante sus mandatos hizo gala de una austeridad personal absoluta: vivió en una pensión a pocas cuadras del Gigante. Tenía su trabajo personal que le permitía sostener sus gastos y le dedicaba el resto del tiempo a su amada camiseta celeste. 

Era un hombre que amaba a Belgrano incondicionalmente. Un hombre recto, estricto e idealista que tenía un gran "defecto": creía que todos querían a Belgrano como él lo quería. Por todo esto, entendemos que homenajearlo poniendo su nombre al Polideportivo es una gran forma de honrar su memoria y su amor por el Club.  ¡Muchas gracias, Salvador!