Entrevista a Juan Carlos Olave
EL ARQUERO RÉCORD
12/06/2015
Con 327 partidos, el guardameta se ha convertido en el segundo futbolista con más presencias en los 110 años de historia de Belgrano. Una leyenda en plena actividad, que nos cuenta su visión sobre la vida, el fútbol y el mundo pirata.
Es cerca del mediodía y Juan Carlos Olave se encuentra en el
club que lo vio nacer y donde colabora comprometidamente, Las Palmas, manteniendo
una charla con l@s alumn@s de la Escuela Mahatma Gandhi. El arquero pirata es
un referente del deporte cordobés, y así lo viven los niños y niñas que lo
miran con admiración y le hacen preguntas en el medio de la canchita de
fútbol, acompañados por maestras y padres.
Tras concluir con la visita escolar, el jugador se brinda
gentilmente para dar una nota al sitio oficial. Hay un grandioso motivo para
hacerlo: con 327 partidos, Olave se ha convertido en el segundo futbolista con
más presencias en los 110 años de historia del Club Atlético Belgrano. Pero hay más: se encuentra a apenas 9 partidos
de alcanzar a Luis Fabián Artime, por lo que todo parece indicar que “Juanca”
podrá alcanzar el máximo escalón. Lo que lo convierte en una leyenda viva, aunque
en plena actividad.
Juan Carlos, batiste un récord impresionante. ¿Sos consciente del
lugar que ocupás en nuestra historia?
- Hoy por hoy no le doy tanta importancia, porque estoy metido en la
dinámica del campeonato y no me detengo a pensar en logros personales y estadísticas.
Sí me retrotraigo a pensar años atrás, cuando yo le decía a mi papá que mi
objetivo era jugar en Belgrano. Y cuando me fui en el 2002, sabiendo que iba a
volver. Y se lo dije a mi esposa: a los 32 años voy a regresar y a jugar varios
años seguidos. Y la verdad, nunca imaginé jugar tantos partidos y estar a la
altura de un jugador como el Luifa Artime, a quien miraba, admiraba y escuchaba
cuando era joven. Y eso me genera una satisfacción muy grande, pero seguramente
le daré más valor cuando pasé el tiempo y ya no sea partícipe del juego.
Y estos guantes que le donás al Museo de Belgrano…, en
20 o 30 años serán como una pieza mitológica…
- Claro, son las cosas que ahora no las tomo en cuenta, pero
que sin dudas tienen significado. A mí todo el mundo me pregunta sobre el penal
contra River. Para mí fue un momento más. Pero con el paso del tiempo lo veo y
digo “che…qué momento…”, mientras que cuando lo viví fue una circunstancia más
del juego. Ahora, a la distancia, me doy cuenta que fue un hecho clave en
la historia, como el gol de Guille Farré o del Picante. Seguramente cuando no
esté más en actividad, me daré cuenta de esos momentos trascendentales de mi
carrera.
Será muy difícil que alguien alcance tus 327 partidos, en
una época donde los jugadores ya no juegan muchos años con una sola camiseta…
- Lo que pasó en Belgrano en los últimos años no es algo
normal en el fútbol argentino; Turus ni hablar. Con Farré hace 8 años que
estamos jugando, el “Picante” cinco. Es muy difícil sostener grupos, pero es
muy bueno para los clubes. Cuando hay jugadores identificados, hay que tratar
de sostenerlos. Yo digo que tenemos que tener siempre una base de
jugadores grandes, que se irá lógicamente renovando. Lo que hay que
lograr es que los que se van alcancen una identificación con el club, dejar esa
huella, para que el lazo no se corte. Entonces esos jugadores van a ir hacer su
carrera a otros lados, pero van a volver para hacerse cargo del vestuario, de
la identidad, para sostener lo conseguido. Eso antes era muy difícil, porque
Belgrano cambiaba 20 jugadores por año; hoy tenemos una base que nos permite
sostener una identidad institucional.
Bueno, fue tu caso: regresaste con experiencia y te hiciste
un referente indiscutido.
- Exacto, y no es necesario ser criado acá. Farré vino de otro
lado y se hizo de Belgrano, es su lugar, parte de su vida. Lo mismo el “Picante”
o el “Luifa”. No hace falta haber nacido, sino tener sentido de pertenencia y compromiso.
Los chicos juegan seis meses bien y se van a ir; Belgrano es un club vendedor y
no los puede sostener en el mercado, pero el lazo no se tiene que cortar. Hoy
estamos nosotros, mañana tendrán que estar los Rigamonti, Bolatti,
Suárez, Chavarría, Novaretti, Lollo, y demás.
Como un movimiento cíclico…
- Tiene que ser una rueda cíclica, para sostener la identidad
con la gente y el club. Y que nunca más tengamos que traer tantos jugadores,
porque cuando cambiás un plantel completo se diluye lo colectivo y da lugar a
los intereses personales. Antes a Belgrano lo usaban de trampolín, ahora te
tenés que esforzar por el objetivo general, que entre todos tenemos que
cumplir.
¿Qué te dejó vivir la quiebra 2001?
Que todo nos sirvió para disfrutar lo que tenemos hoy. Todo
fue una construcción. La quiebra fue un punto de inflexión doloroso. Cuando
quebramos, me vendieron por poca plata para pagar los sueldos. A partir de
allí comenzó la reconstrucción, con el surgimiento de jugadores que dieron sus
frutos y permitieron pagar la deuda. Y después, con Armando, se le dio forma y
equilibro, con su visión empresarial y su administración, con su forma de
actuar en base a respetar un proceso. Porque todo es un proceso, nada es soplar
y hacer botellas, no alcanza solo con poner plata para ascender.
Ustedes como equipo también tuvieron su proceso. En el
primer tiempo eran criticados.
- Es que nosotros también fuimos parte del proceso. Lo que
pasa que es un proceso de 10 años, y la gente a veces no tiene la paciencia de
esperarlo. Venimos de la cultura de lo inmediato, y un proceso para que tenga
éxito debe ser largo. Nosotros pasamos por un montón de situaciones. Vos fíjate,
en el momento en que éramos criticados: Belgrano ascendió, descendió y jugó
tres promociones ante equipos grandes, siempre a la altura. Entonces lo
deportivo no era malo, la visión era mala. Estábamos siendo protagonistas, pero
lo único que valía era estar en Primera, entonces no se miraba lo bueno que se
estaba haciendo.
Hasta que llegamos a Primera…
- Claro, y ahí parecía que todo fluía. Pero era porque llevaba
un proceso de varios años como cimiento, y no por el hecho de haber ascendido.
Entonces casi el mismo equipo que venía del Nacional “B”, salió segundo en
Primera al año siguiente. Esa es la paciencia que se necesita y a veces no
tenemos. Llegar a donde estamos nos costó muchísimo, ahora tenemos que
cuidarlo, potenciarlo, para no volver a estar en el punto en que partimos ni a
la cultura de lo inmediato.
Construir la cancha también es un proceso…
- Sí. No podemos endeudar al Club en $200 millones sin
hacerlo de manera prolija, porque nos llevará a un desfasaje. No hay que
repetir esos errores. También nos pasa que la gente nos dice “no hablemos más
de los 25 puntos”. ¿Por qué no vamos a hablar de los 25 puntos, si nosotros no
queremos volver a estar ahí? Para llegar a un objetivo máximo, primero hay que
ganar los objetivos mínimos. En el 2007 soñábamos estar en Primera. En estos
cuatro años clasificamos dos veces a las copas, hicimos campañas históricas en
puntos. Ahora soñamos la Libertadores. Esto es un proceso, para que pronto
podamos ser como un Lanús o un Vélez.
El hincha se ilusiona mucho con el campeonato, pero hay
equipos fuertes: Boca, River, Racing, San Lorenzo, tienen buenos planteles. Lo
de Belgrano es muy meritorio…
- Hoy nosotros estamos donde hubiéramos querido estar siempre,
y tenemos que defender ese lugar. Tenemos que anhelar, si no soñamos con ser
campeones no lo vamos a lograr. El plantel y la gente lo sueñan. Pero eso no
quita que veamos la realidad; estamos compitiendo mano a mano con los clubes de
más recursos del fútbol argentino, con posibilidad de mayor recambio. Belgrano
pelea con un plantel plagado de juveniles; es muy meritorio lo que estamos
haciendo y queremos ser los mejores.
Y la Reserva también está en los primeros puestos. Las
juveniles entre las mejores del país. La realidad futbolística integral lo
ubica a Belgrano en ese pelotón de los mejores…
- El mayor mérito de Belgrano tener un plantel 90% propio,
y estar peleando palmo a palmo con
clubes que gastan 20 veces más. Nosotros jugamos de visitante contra el puntero
San Lorenzo en igualdad de condiciones.
El empate termina de redondear una buena performance en el
primer semestre. ¿Qué evaluación hacés en este parate?
- Que si jugamos concentrados estamos para vencer a los de
arriba, y que si no jugamos al máximo podemos perder con los que vienen abajo.
Está claro que para pelear el campeonato tenemos que potenciarnos en lo
individual y lo colectivo, para estar a la altura. Tendremos que tener
confianza en nosotros mismos, pero sin creernos más que nadie. El desafío en lo
que queda es sostener un nivel superlativo, para competir contra los equipos de
grandes presupuestos.
¿Cuál es el secreto para mantenerte tan vigente?
- Yo debuté en el fútbol argentino a los 25 años, de grande, y
a partir de allí disfruto cada partido. Siempre me preparo para el próximo
partido, no proyecto. Porque, ¿sabés qué aprendí del fútbol? Que uno rinde
examen todos los domingos. Es la forma de prepararse, rendirle al equipo y
mantenerse en este ambiente. Más en el puesto de arquero que es muy ingrato,
porque no te permite fallas. Por eso me pone bien llegar a mi edad en estas
condiciones.
Toda una vida en el “ambiente” del fútbol…
- Juego desde los 8 años al fútbol. He ido más a jugar que al
colegio. El fútbol es una carrera, una forma de educarse y de vivir, por eso te
genera satisfacción llegar hasta acá. Si bien el cuerpo te va va marcando el
paso del tiempo, la cabeza es fundamental para sostenerse, la cabeza se vuelve
más importante que los pies.
¿Vos te asumís como un ídolo?
- No, ídolo no. Yo creo que los ídolos son de tierra: les
echas agua y se hacen barro. No creo en los ídolos terrenales, mi ídolo es el
que está arriba y al que podemos admirar. Ídolo además no podría ser, porque
tengo muchos defectos como cualquiera. A
lo mejor sí un referente de los hinchas y de los niños, por los años que llevo
en el fútbol y por lo que representa ser jugador en un país como Argentina.
Ahora estás comprometido con Las Palmas, ¿ te ves en el rol
de dirigente?
- Me gusta participar, en Las Palmas somos un grupo de amigos
que trabajamos desinteresadamente para mejorar el club y en tres años lo hemos
logrado. Y más allá de lo que yo hago por Las Palmas, destaco mucho lo que Las
Palmas me da a mí. Es volver a las raíces, porque nací en este barrio y mi
abuelo fue uno de los fundadores y acá me críe. Cuando te hacés famoso, empezás
a recibir privilegios y admiración; Las Palmas es el único lugar donde yo siempre
me sentí “Juanca”, uno más del grupo. Acá hago el fuego, lavo los platos, doy
una mano, y eso me hace sentir con los pies sobre la tierra. Los amigos son los que te van a bancar
siempre, en las buenas y en las malas. Y es algo que no hay plata que lo
compre.
¿Belgrano necesita de más socios comprometidos?
- Los clubes por más profesionales que sean, nunca deberían
perder el espíritu amateur. Lo mismo con el jugador. En Belgrano es importante
que los hinchas participen y colaboren, porque de allí saldrán los directivos
del futuro. Pero hay grandes diferencias, para manejar a Belgrano hay que estar
muy preparado. De todos modos, no hay que perder esa esencia donde el hincha se
comprometa a trabajar por el Club. Nosotros tenemos que comprometernos ahora
con la remodelación cancha, porque la raíz nuestra esta ahí.
Es el gran compromiso que el hincha debe asumir en el futuro
inmediato…
- Sí, todos nos tenemos que comprometer. Porque muchos están
esperando que Pérez lo resuelva, y el solo no lo va a poder hacer. Necesitamos
de todos, porque la cancha se puede hacer pero no quedando endeudados. A Armando lo tenemos que ayudar, con la forma
que decida su gestión y comprometernos. Es necesario que Belgrano empiece a
crecer en estos aspectos, y para el Club y Córdoba sería espectacular.
Como jugador, ¿cambia mucho jugar en Alberdi, en comparación
al Kempes?
- Incomparable… Me da cosa saber que no voy a jugar en la
cancha remodelada. Pero imagino 35 o 40 mil personas en Alberdi… si con 22 mil
es hermoso, imagínate con el doble, con tribunas altas. Vos fíjate el amistoso
con Newell´s: la cancha repleta, la gente estaba tan contenta, que hasta
aplaudió a un rival…
Parecía que el resultado era lo de menos…
- Era la alegría de jugar ahí. Nosotros en el colectivo
ya llevábamos esa alegría porque hacía mucho tiempo que no jugábamos en Alberdi.
Después vos ganás o perdés, pero lo que se siente es incomparable y los ves en
la gente… Belgrano necesita eso, porque es donde está el nexo más grande entre
el jugador y la gente… El estadio Kempes es muy lindo pero… es como un gran
teatro…, no se vive igual. Eso no se puede cambiar, para el hincha ir a Alberdi
es una religión.